
7 Evidencias Científicas Sobre Cómo Mejorar La Fertilidad – 06. Minimizar La Exposición A Los Disruptores Hormonales
Si bien es cierto que es difícil librarse de la exposición a las sustancias dañinas para nuestro sistema endocrino, pues
Llevar una alimentación sana y equilibrada es fundamental, en primer lugar, para controlar nuestro peso y poder bajar el mismo en caso de tener sobrepeso o aumentarlo si estamos demasiado delgados; en segundo lugar, para evitar enfermedades y alteraciones metabólicas que repercutan en nuestra salud, calidad de vida y bienestar; y, en tercer lugar, y el que nos lleva hasta aquí, para optimizar nuestra fertilidad desde el punto de vista bioquímico del organismo.
Ya es un cliché la frase “somos lo que comemos”, pero es completamente cierto. Todas nuestras células están formadas por glúcidos, lípidos, proteínas y ácidos nucleicos, cuyo suministro lo adquieren de los productos de nuestra dieta una vez digerida. Por ello, si comemos siempre grasas saturadas, nuestras células no tendrán más remedio que tener unas membranas con una mayor proporción de lípidos de esta clase; o si no ingerimos cantidad suficiente de selenio, involucrado en la espermatogénesis, probablemente los espermatozoides no se formarán adecuadamente.
Por lo expuesto anteriormente, nuestra alimentación ha de ser saludable, la cual tendrá una serie de características y recomendaciones a seguir:
Aunque todos debemos tener nociones sobre los nutrientes que debemos comer y qué alimentos nos los proporcionan, en este apartado no se trata de dar una clase magistral al respecto. Vamos a centrarnos en dar información sobre aquellos macro- y micronutrientes que ejercen una función esencial en nuestra reproducción y que, por tanto, han de estar presentes en nuestra dieta.
Vitamina A (o retinol): el betacaroteno es el precursor de la vitamina A. Esta vitamina es imprescindible para el correcto mantenimiento de las diversas mucosas del organismo, como la mucosa del útero, donde debe implantarse el óvulo fecundado.
Ácido fólico y vitaminas B6 y B12: todas ellas son folatos e intervienen en la síntesis y reparación del ADN además de la conversión de la homocisteína a metionina, esencial para un proceso del ADN llamado remetilación. Su déficit puede provocar patologías cardiovasculares, neurovegetativas y gestacionales, como el caso de espina bífida que pueden padecer los bebés de madres con carencia de ácido fólico, Si el hombre tiene déficit de ácido fólico, puede que el ADN del espermatozoide se vea comprometido, dando alteraciones genéticas en el feto. La suplementación con folatos lleva, en hombres, a una mejoría en la calidad seminal y, en mujeres, a mayores tasas de implantación y de gestación.
Vitamina C (o ácido ascórbico): es un antioxidante que además forma parte de la síntesis de colágeno, carnitina y catecolaminas. Es difícil encontrar estudios aislados del efecto de la vitamina C en los parámetros seminales, aunque todo apunta a que estos parámetros mejoran. En un estudio en mujeres con fase lútea deficiente, se vio que un suplemento de 750 mg/día de vitamina C aumentaba las tasas de gestación.
Vitamina E (o tocoferol): es un potente antioxidante que protege a las membranas celulares. Su déficit ocasiona alteraciones a nivel reproductivo y neuromuscular. Suplementos de vitamina E, los cuales podían venir acompañados de selenio o vitamina C, hicieron mejorar la calidad del esperma. En mujeres se ha observado que la administración de vitamina E mejora el grosor del endometrio y también el flujo sanguíneo uterino, por lo que se extrae que esta vitamina puede tener un papel en la implantación y en evitar los abortos espontáneos.
Hierro: interviene en el desarrollo neurológico. Su déficit puede producir anemia e infertilidad debido a una disfunción ovulatoria, las cuales se han visto que mejoran mediante un suplemento de hierro.
Zinc: es un antioxidante que interviene en la estabilización de las membranas celulares, en la síntesis de proteínas y ácidos nucleicos, y actúa de cofactor para múltiples enzimas. Su déficit en la mujer puede afectar a la formación y desarrollo del embrión. En el hombre, un déficit importante puede provocar hipogonadismo, disminución del desarrollo testicular y atrofia de los conductos seminíferos. Se ha visto que suplementos de zinc y ácido fólico, o de zinc y selenio pueden mejorar la calidad seminal.
Selenio: es un antioxidante que protege las membranas y las otras estructuras celulares. Juega un papel esencial en el desarrollo gonadal, en la espermatogénesis, y la movilidad y la función espermáticas; por lo que su déficit conllevaría problemas seminales. Es difícil estudiar su efecto individualmente; se ha visto que un suplemento de selenio y vitamina E en hombres con alteraciones espermáticas mejoraba significativamente los parámetros seminales y la tasa de gestación espontánea. En mujeres con esterilidad de origen desconocido, se ha observado que los niveles de selenio son bajos en sangre y en líquido folicular.
L-Arginina: es un aminoácido, el cual se ha visto que mejora la concentración, la motilidad y la calidad de los espermatozoides. En el caso de las mujeres, la L-arginina mejora la vascularización y ha mejorado el grosor del endometrio en la estimulación ovárica, por lo que podría mejorar la implantación. Además, desempeña un papel fundamental en los procesos de erección tanto masculinos como femeninos.
Ácidos grasos: dentro de estos se encuentran los ácidos grasos saturados, los poliinsaturados y los monoinsaturados. En nuestro caso, nos interesan los ácidos grasos poliinsaturados, omega 3 y omega 6, y los monoinsaturados. Estos son fuente de antioxidantes, protegiendo así a las estructuras membranosas y al material genético. El ácido omega 3 tiene un papel fundamental en la espermatogénesis, además se encuentra en la cola del esperma, lo que podría proporcionarle la elasticidad necesaria para su movimiento normal.
Si bien es cierto que es difícil librarse de la exposición a las sustancias dañinas para nuestro sistema endocrino, pues
La planificación familiar natural (PFN) representa los métodos utilizados para planificar un embarazo o evitar el mismo mediante la observación