Transporte y preparación de los gametos para su encuentro

Transporte del Ovocito y del espermatozoide

Integrantes en el proceso de preparación

Las trompas de Falopio, durante la ovulación y en respuesta a las concentraciones elevadas de estrógenos, responden con movimientos de barrido de sus fimbrias sobre la superficie del ovario, atrapando al ovocito cuando es expulsado; así como con movimientos peristálticos de su musculatura y un aumento de la cantidad de cilios de sus células epiteliales.

Estos fenómenos intervienen en el transporte del ovocito hacia el interior de la trompa hasta el lugar donde se espera la llegada de los espermatozoides para ser fecundado, la porción ampular o también llamado la ampolla.

El viaje del ovocito por la trompa hasta llegar al útero suele durar entre 3 y 4 días; si el ovocito no ha sido fecundado, éste degenera y será destruido una vez que llega al útero. El ovocito debe ser fertilizado en un periodo no superior a 24 horas, de lo contrario, éste degenera y será destruido, una vez ya en el útero.

Preparación y transporte por los conductos reproductores masculinos

Para poder ser completamente funcional y fertilizar al óvulo, el espermatozoide ha de prepararse pasando para ello por tres maduraciones: la espermatogénesis y la maduración epididimaria, que se llevan a cabo en el aparato reproductor masculino; y la capacitación, una vez en el interior del aparato reproductor femenino.

Los espermatozoides alcanzan su maduración morfológica con la espermatogénesis en los túbulos seminíferos, como hemos explicado en el apartado de gametos. Tras este proceso, son liberados hacia la luz de los túbulos y, mediante contracciones musculares de estos, llegan finalmente al epidídimo. En el epidídimo, los espermatozoides pasan varios días realizando la maduración epididimaria.

Maduración epididimaria

La maduración epididimaria consiste en dotar al espermatozoide de funcionalidad, es decir, de motilidad, ya que son inmóviles tras la maduración morfológica, y de una mayor capacidad de fertilizar.  Para ello, pasan entre 12 y 14 días en tránsito por las diferentes partes del epidídimo (cabeza, cuerpo y cola), experimentando cambios, tanto fisiológicos como bioquímicos, que modificarán la composición de las proteínas y los lípidos en su membrana plasmática.

Eyaculación

En una relación sexual y durante el orgasmo masculino se produce la eyaculación, que consiste en el desplazamiento de los espermatozoides del epidídimo hacia los conductos deferentes, los conductos eyaculadores y la uretra, para ser finalmente depositados en la vagina de la mujer. Este desplazamiento es muy rápido y, durante su trayecto, se mezclan con las secreciones de las diferentes glándulas para constituir el semen.

Transporte por el tracto reproductor femenino

El paso de los espermatozoides por los conductos genitales femeninos puede durar minutos o 3-4 días y ha de vencer varios obstáculos en su trayecto hasta llegar al encuentro del ovocito; así como un definitivo proceso de maduración para poder llevar a cabo la fecundación. La mayor herramienta de transporte que utiliza el espermatozoide es su cola, un flagelo que le permitirá desplazarse eficientemente por todas las partes del aparato reproductor femenino; y como motor de energía utiliza la fructosa contenida en el semen.

Depósito de los espermatozoides en la vagina

Tras la eyaculación, la cantidad de espermatozoides depositados en la parte superior de la vagina puede llegar a 200 ó 300 millones. El pH vaginal es de aproximadamente 4,3, lo cual lo hace un medio inhóspito para los espermatozoides, por ello, el semen hace que este pH se eleve hasta 7,2, permitiendo así su supervivencia y desplazamiento. A pesar de esto, muchos de ellos morirán, comenzando así la lucha por mantenerse con vida hasta llegar a su destino, el ovocito.

Paso de los espermatozoides por el cuello uterino

A continuación, los espermatozoides han de cruzar el cuello uterino, estructura de aproximadamente 2,5 cm de longitud, un diámetro de su conducto cervical de escasos milímetros y cuya mucosa presenta múltiples invaginaciones formando las llamadas criptas, que le proporciona un aspecto arborescente. En las criptas se almacenará una parte de los espermatozoides que se irán liberando poco a poco, en un tiempo entre 48 y 72 h tras el coito, según algunos autores.

En el conducto cervical se encuentra el moco cervical, el cual cambia de consistencia y de color, de acuerdo con las variaciones hormonales del ciclo de la mujer. Entre los días 9 y 16 aproximadamente del ciclo sexual femenino, la consistencia del moco es fluida y su color es transparente, como la clara de huevo, ya que contiene mayor cantidad de agua en respuesta a los estrógenos; esta estructura favorece el tránsito de los espermatozoides hacia el interior del cuello; sin embargo, no todos serán capaces de traspasarlo y, por tanto, degenerarán en el intento. Antes del día 9 y tras el día 16 del ciclo, el moco presenta una consistencia espesa y es opaco debido a la influencia de la progesterona; dicha consistencia impedirá el paso de los espermatozoides a su través. 

Paso de los espermatozoides por el útero

Una vez que los espermatozoides han cruzado el cuello uterino, llegan a la cavidad del útero. La distancia que los espermatozoides han de recorrer en el útero es de entre 5 y 7 cm y se desplaza a una velocidad de aproximadamente 2 mm/min. Se han observado espermatozoides cerca de las trompas minutos después de haber tenido una relación sexual, lo que evidencia que son ayudados por las contracciones que el endometrio lleva a cabo durante el orgasmo y que también son estimuladas por las prostaglandinas que contiene el semen. De nuevo, en su andadura por el útero, no todos consiguen llegar a las trompas; y, aunque la mayoría se desplazan hacia la trompa donde se ha llevado la ovulación, unos pocos se perderán al desplazarse hacia el otro lado.

Paso de los espermatozoides por las trompas de Falopio

Ahora los espermatozoides, alrededor de unos 200, es decir, una millonésima parte de los que se depositaron en la vagina, son los que han alcanzado las trompas de Falopio y se mantienen unidos al epitelio de éstas de manera transitoria. El aumento de los movimientos contráctiles en la musculatura de las trompas y los cilios de sus células epiteliales, además de ayudar al transporte del ovocito expulsado en la ovulación, también ayuda a los espermatozoides en su camino hacia el encuentro con el ovocito para su fecundación.

Capacitación

Durante el paso de los espermatozoides por el tracto genital femenino, y gracias a las secreciones del útero y las trompas, se produce la última maduración del espermatozoide que le confiere plena funcionalidad para poder fertilizar al óvulo, en concreto, para poder llevar a cabo la reacción acrosómica. En este proceso, se producen de nuevo cambios en la membrana del espermatozoide, eliminando de ella el colesterol y muchas de sus glucoproteínas. Estos cambios proporcionan una hiperactividad al espermatozoide que le confiere una mayor motilidad hacia el óvulo. En el caso de estar ya en las trompas de Falopio, esta maduración le permite soltarse del epitelio tubárico y dirigirse hacia el óvulo, penetrando a través del moco del istmo, para que, una vez en contacto con el óvulo, pueda atravesar la corona radiada y la zona pelúcida, y dar lugar a la fecundación. Solo unos pocos de los 200 espermatozoides que han llegado a las trompas de Falopio consiguen llevar a cabo esta maduración y soltarse para proseguir su viaje.

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